ASPECTO TECNOLÓGICO


ASPECTO 
TECNOLÓGICO





LAS TICS

Caben pocas dudas acerca del relevante papel que desempeñan las tecnologías de la información y la comunicación (TICS) en el proceso de globalización, al que ya hemos aludido. De ahí que el desafío que deben afrontar los países latinoamericanos en su proceso de transición hacia la sociedad de la información y el conocimiento gire en torno a su capacidad para una difusión rápida y eficaz de las TICs en sus economías.


 Para contrastar la situación de la región en materia de difusión y expansión de las tecnologías de la información se pueden utilizar varios indicadores, desde líneas telefónicas a ordenadores personales o usuarios de internet. Según datos de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), la región latinoamericana pasó de tener 64 teléfonos por cada 1000 habitantes en 1990 a 120 en 1999, aunque existen importantes diferencias intrarregionales: entre los países mejor situados y más cercanos al promedio de la OCDE que se sitúa en 660 líneas telefónicas por cada 1000 habitantes se encuentran Uruguay, con un ratio de 270 líneas telefónicas, Costa Rica, con un ratio de 204 y Argentina con un ratio de 201. En el otro extremo se sitúan Haití que no llega a diez líneas por cada 1000 habitantes, o Nicaragua con un 2’98% y Honduras con un 4’42% (Gascó, 200118) También la demanda de ordenadores personales ha aumentado en los últimos años debido a la disminución de sus precios y el crecimiento económico de la región. Y con ella, se ha producido un importante crecimiento de la demanda de servicios tales como el acceso a internet, que según datos de la UIT, aumentó con mayor rapidez que en ninguna otra región, multiplicándose el número de usuarios de la red por catorce veces en tan solo una década, desde finales de los ochenta y finales de los noventa. A pesar de estos datos, la brecha entre América Latina y los países de la OCDE continúa siendo muy elevada, y si la comparamos con otras regiones, destaca el buen comportamiento de los tigres asiáticos como Taiwan o Corea, que superan a toda la región latinoamericana.

SEÑALES DE COMPETITIVIDAD DE LAS AMERICAS.

América Latina y el Caribe presentan un histórico rezago en innovación, ciencia y tecnología que requiere de políticas públicas y un mayor compromiso del sector privado para fomentar el desarrollo de la economía del conocimiento. Esto se ve reflejado en el documento 'Señales de competitividad de las Américas' de la Red Interamericana de Competitividad (RIAC), presentado durante el sexto Foro de la Competitividad de las Américas que se celebra en Cali.

El informe resume las experiencias de aplicación de los diez principios generales de la competitividad acordados en el último foro de Santo Domingo, en 2011, y analiza el panorama de la innovación en Latinoamérica y el Caribe.
En ese análisis, el Banco Interamericano para el Desarrollo (BID) y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) coincidieron al resaltar el retraso de la región en cuanto a la inversión en investigación y desarrollo (I+D).
"América Latina invierte en investigación y desarrollo un porcentaje del producto interno bruto (PIB) que es menos de la cuarta parte de lo que destinan los países desarrollados", señala la CEPAL.
El BID confirmó esta situación con cifras recogidas por la Red de Indicadores de Ciencia y Tecnología (RICYT). Según los datos, en 1999 las inversiones en investigación y desarrollo de América Latina y el Caribe equivalían al 0,55 por ciento del PIB, mientras en 2009 eran del 0,69 por ciento; al tiempo que en los países de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) aumentaron la intensidad del 2,16 por ciento al 2,40 por ciento en esos períodos.
Pero en la región también hay una brecha interna entre países, y Brasil se ubica a la cabeza de los que más invierten. En 2007, por ejemplo, el 60 por ciento de los gastos en investigación y desarrollo de toda América Latina y el Caribe los asumió Brasil con una inversión del 1,09 por ciento del PIB.


Según la CEPAL, mientras en la actualidad Brasil dedica a investigación y desarrollo el 1,2 por ciento de su PIB, los países centroamericanos lo hacen tan sólo en un 0,1 por ciento. De acuerdo al BID, este escenario presenta "grandes desafíos para el Estado y plantea la necesidad de una evolución en las políticas públicas y en las capacidades institucionales para apoyar la innovación".
El predominio de las materias primas y las manufacturas en las exportaciones, un fenómeno en auge en Colombia, tampoco ayuda a propiciar un escenario industrial equilibrado que permita asumir los riesgos que acarrea la innovación.
De hecho, Juan Carlos Ramírez, jefe de la oficina de la CEPAL en Colombia, alertó de que esta "reprimarización de la economía en el país tiene una fecha de caducidad y de acuerdo a la experiencia estaríamos a cinco años de que se terminara el actual boom de recursos naturales".
"Esto quiere decir que los beneficios productivos los deberíamos invertir en factores y capacidades productivas a largo plazo", agregó Ramírez.
La financiación de la investigación y desarrollo sigue concentrada en instituciones públicas del Gobierno o Universidades hasta el punto de constituir el 59 por ciento del total, frente al 35 por ciento que suponen sus contribuciones en los países de la OCDE.
Además, la cooperación del sector privado con estas instituciones es bastante deficiente, lo que complica aún más que se pueda cerrar la brecha. Una causa de ello, según el BID, puede ser el escaso reconocimiento por parte de las empresas de la importancia de la investigación para el aprendizaje y la innovación. Y a esto se le suma la brecha digital que sufre la región frente a la adopción de las tecnologías (TIC) en los países de la OCDE, a excepción de lo relacionado con la telefonía, según el BID.





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