ASPECTO POLÍTICO
Podemos comenzar diciendo que todo
análisis acerca de la democracia en América Latina, tiene de entrada múltiples
causas. El origen, las características imperantes de los pueblos
latinoamericanos es esencialmente foráneo, en la actualidad las manifestaciones
culturales, políticas y económicas así como la práctica democrática en nuestra
región siguen reflejando la fuerte influencia que ejercen los ejes económicos
norteamericanos, europeos y últimamente asiáticos representantes por la
China continental.
Siendo que casi ninguno de los
pueblos latinoamericanos son el producto de su propia evolución,
sino que todos los pueblos de la región fueron objeto de la irrupción de las
prácticas e ideologías de las potencias europeas, y fueron además sometidos a
largos e inhumanos periodos de explotación se hace necesario realizar una
retrospección histórica, a fin de localizar los orígenes de nuestras
instituciones políticas, lo cual a su vez, nos servirá para explicar las
distintivas características del modelo democrático que impera en nuestra
América Latina.
Como es de conocimiento
general, para el año de 1492, el Almirante Don Cristóbal Colon hacia irrupción
en las tierras del nuevo mundo, impulsado por el anhelo de riquezas y gloria
personal, todo esto disfrazado a veces detrás de un discurso “cristianizado”
que no tenía otro objeto que encantar a los reyes católicos, quienes, también
albergaban un vivo deseo de expandir sus dominios y acrecentar sus riquezas,
para financiar las desgarradora y cara guerra que venían sosteniendo
con los reinos musulmanes.
De este modo, más allá de toda
consideración espiritualizante, el objetivo fundamental de la empresa colombina
fue de conquista. Los españoles tanto los comandados por Colon, así como los
gobernadores que le sucedieron, se dedicaron a la explotación de los habitantes
de la española, así como de los demás pueblos del continente. Hubo
sometimiento forzoso e intensivo, a tareas serviles, a las cuales los nativos
no estaban habituados, lo que, sumado a las enfermedades que trajeron los
extranjeros, exacerbaron las condiciones de pobreza, alienación y servidumbre a
la que estos fueron sometidos, lo cual dio al traste con la población indígena
y con su total exterminio.
Dos figuras importantes sin
duda liberadora sudamericana son José de San Martín, y Simón Bolívar. Quienes
sembraron la semilla de la emancipación entre los pueblos de América y quienes
no solo pretendían liberar a sus pueblos de origen de la tiranía y el
colonialismo, sino que poseían un destacable, pero truncada, visión de una
América latina unida por un solo idioma y un solo gobierno para conseguir de
ello una unidad más perfecta para el beneficio de todos los habitantes de estas
tierras.
APARICIÓN DEL CAUDILLISMO
A LA DEMOCRACIA
Las causas de la aparición del
caudillismo en América Latina fueron principalmente la ausencia de consenso
político y las teorías de gobierno utópicas por parte de los aristócratas. Para
acceder al poder, los caudillos se rebelaban con sus aliados militares,
deponían al gobernante actual, disolvían el Congreso y
se autoproclamaban presidentes provisionales.
Después de un corto plazo, se elegía a un nuevo congreso y se convocaba a
elecciones presidenciales. En las elecciones, salía elegido el caudillo que
había presidido anteriormente la revolución y
deposición del antiguo gobernante.
Los principales partidarios de
los caudillos, aparte de sus hombres de armas de confianza, fueron los miembros
de las clases enriquecidas. Así, estos aseguraban un flujo de dinero para el
Estado del caudillo de turno y este se comprometía a darles beneficios.
El caudillismo se desarrolló
principalmente en México (donde
hubo una gran cantidad de presidentes militares en 50 años); en Chile con
el gobierno de José Miguel Carrera a comienzos de la
república;en Perú,
donde hubo tres grandes "periodos de militarismo": a los inicios de
la república; durante la reconstrucción nacional después de la guerra con
Chile; y tras el oncenio de Leguía; en Argentina con
el gobierno de Juan Manuel de Rosas y en Colombia con
el gobierno de Pedro Alcántara Herrán que promovió a la
vez la constitución de 1843; y
también en Bolivia, Paraguay, Ecuador y Venezuela.
Algunos de los caudillos de
mayor influencia fueron: Jorge Eliécer Gaitán en Colombia, Juan
Manuel de Rosas en Argentina, Antonio en México, José Gaspar Rodríguez de Francia en
Paraguay, José Antonio Páez, Antonio Guzmán Blanco, José Tadeo Monagas en Venezuela, Francisco Franco en España, Salazar en Portugal y
Agustín Gamarra en Perú.
La otra cara de la moneda del
caudillismo lo constituyen las dictaduras. Y América Latina, ha sido
notablemente prolífica en la gestación de dictadores de todas las calañas, es
posible que no haya una nación latinoamericana que no haya sido víctima de este
fenómeno, pues durante el siglo XIX el arraigado colonialismo y la agresiva política
expansionista e intervencionista americana, contribuyeron
decisivamente en el surgimiento de estos regímenes y proveyeron lo necesario
para su sustentación. Esto así, porque, los caudillos impedían la pacificación
y estabilización de la región.
Durante el siglo XIX,
los gobiernos de los países recién independizados se vieron influidos por las
fuerzas militares, la sucesión dinástica en el gobierno, las técnicas de
gobierno no delimitadas, los golpes de estado, el exilio de los ciudadanos más
capaces, y el constante fracaso de las constituciones.
En el momento de tomar las
riendas de los nuevos estados americanos, el elemento criollo no estaba
preparado para dirigir el país. Las guerras de independencia fueron encabezadas
por hombres dedicados a la carrera militar, que dominaban las técnicas de mando
pero que apenas poseían cualidades o principios de administración
pública.

Como consecuencia de sus
victorias militares, controlaron las masas populares, y fueron convirtiéndose
en caudillos del pueblo, como Simón Bolívar y José de San Martín. Hubo líderes
buenos y malos, pertenecientes a todas las clases sociales, del pueblo o de la
clase alta, pero todos con algo en común: su preocupación por la patria. La
mayoría de las veces, empezaron luchando por causas nobles, aunque terminaran
imponiendo su voluntad, por fuerza o por doctrina, para mantenerse en el poder.
El dictador, por lo general,
llegaba al poder después de derrocar el régimen existente. Las dictaduras toman
auge en América Latina en las cercanías del siglo XIX.
La diferencia entre ambos
líderes, el caudillo y el dictador, estriba en la forma en que llegan al poder:
el caudillo recibía el apoyo de las masas del pueblo, era un líder natural,
y tenía grandes sectores del pueblo incondicionalmente a sus órdenes. Por el
contrario, el dictador era un líder que se apoyaba en las fuerzas militares
para ejercer el control de la región. Su gobierno, tiránico y totalitario,
menospreciaba o ignoraba el poder legislativo.
Tanto uno como el otro promovieron inestabilidad política durante los años
posteriores a la independencia.
La única excepción fue Brasil
ya que, una vez logró su independencia de Portugal, llevó una vida pacífica
libre de dictaduras durante todo el siglo XIX. Esta situación permitió al país
iniciar una vida independiente más productiva que la de otras regiones. Como
resultado, el desarrollo económico que alcanzó el país durante el siglo XIX fue
más sólido.
DEBILITAMIENTO DE LA ESCUELA CAPITALISTA PURA
Pero las expectativas
acumuladas de problemas no resueltos atribuidos en parte a la
inestabilidad política que generaba la agitación y el peligro del comunismo y
los partidos de izquierda tampoco pudieron ser satisfechos plenamente por los
gobiernos de derecha establecidos en una América Latina Post Guerra Fría, sino
que las demandas de cambio, progreso e inclusión en la toma de decisiones por
parte de la sociedad organizada dio como resultado una nueva amenaza a la
gobernabilidad democrática, toda vez que, el esquema de administración producto
del estatus quo no lograba conectar con la voz de los pueblos
latinoamericanos.
SURGIMIENTO DE LOS MOVIMIENTOS POLITICOS DE IZQUIERDA DE NUEVO CUÑO EN LA AMERICA LATINA DESPUES DE LA GUERRA FRIA.
Por toda la América Latina
empezó a tomar fuerza una vuelta a las ideologías de izquierda, aunque no una
izquierda propiamente dicho de índole radical. Se podría hablar de la Neo
Izquierda, o como fuera bautizado por Hugo Chávez lo que él llamo Socialismo
del Siglo XXI.
DIFERENCIAS Y SIMILITUDES Y DIFERENCIAS DE LOS NUEVOS GOBIERNOS DE IZQUIERDA
Un análisis desapasionado
revelará que, en el fondo no existe gran diferencia entre los gobiernos
actuales de izquierda y los gobiernos de la derecha tradicional.
Reivindicando la izquierda
tradicional casi todos los presidentes de izquierda coinciden en imitar las
habituales arengas verbales a las que nos acostumbraron, los líderes
comunistas, tales como Fidel Castro, Hugo Chávez un fiel admirador de este,
seguía el mismo patrón de dar discursos sobre casi cualquier tema, y hacer toda
clase de promesas proponiendo cambios radicales y prometiendo una sociedad
idílica que su pueblo nunca vio.
En cambio, en el caso del
presidente Correa en Ecuador, si bien, igualmente cada vez que tiene
oportunidad se explaya en discursos sin fin, no obstante ha demostrado estar
más consciente de lo que funciona y de lo que no funciona en una sociedad
generando altos niveles de aprobación por parte de su pueblo.
Un elemento común en los
gobiernos de la izquierda infuncional es pues la retórica ociosa, el populismo
ridículo y la falta de plan. Ejemplos de esto son: Hugo Chávez en
Venezuela y su predecesor Nicolás Maduro, Rafael Ortega en Nicaragua,
Al mismo tiempo el elemento
común en la izquierda que si funcional Ejemplo de esto podemos mencionar a,
Rafael Correa de Ecuador, Michelle Bachelet en Chile, Luis Inacio Lula D´asilva
en Brasil, Evo Morales en Bolivia.
El rumbo que llevan en el
último tiempo los países de América latina es ostensiblemente
volcarse hacia gobiernos de izquierda moderada, gobiernos populistas que
aparentan tener un agresivo discurso de “redención social” pero que
en la práctica terminan de una u otra forma concentrando cada vez más y más
poder alrededor de si, son gobiernos que gozan de gran apoyo popular debido a
que sus predecesores dejaron las arcas del estado en tan malas condiciones y
descuidaron tan terriblemente las grandes focos de población de sus naciones,
que los ciudadanos están dispuestos a poyar estas dictaduras modernas, a cambio
de ciertas migajas de misericordia social.

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